jueves, 28 de enero de 2010

Todos se van

Un día cercano, florecieron todos los cerezos... y hace unos minutos, las cerezas desaparecieron. Todos se van.
Lo efímero de la felicidad es proporcional a la medida en que la felicidad se presenta, la felicidad parece ser un estado de ánimo, pero su ausencia es un estado de desánimo fatal y torturante. Muchas toneladas de tierra oprimen el corazón, la respiración reduce su ritmo hasta hacerse solo un dolor en el centro del pecho, la estaca que se clava y derrama la sangre invisible del abandono.
El balbuceo gutural ahora solo es un sonido de fondo, las palabras han perdido el significado en la tranmisión radial y ni los galos podrán despertarme del trance en que me hundo a cada movimiento de las manecillas. Mientras el tiempo avanza, la distancia se prolongará y los cerezos tardarán más en florecer y mucho más tardarán las cerezas en aparecer.
Todos se van, aunque trate de evitarlo, una vez más...
él se irá.

jueves, 21 de enero de 2010

El déjà vu

Es común que me encuentre en situaciones que parecen haber sido vividas -cuatro verbos ¡si!- en un momento pasado, no sé si en verdad ya las viví o si solo lo he soñado -como dice mamá- y eso de no saber que pasa exactamente con esos pequeños juegos de la mente me intriga. Me desconciertan un poco, pero los déjà vu parecen ser simples sesiones aleatorias de recuerdos o de imágenes muy grabadas en el subconciente y a veces terminan siendo presque vu -casi visto- porque la visión no se repite exactamente, es decir, hay variaciones.

James Cameron nos deslubró nuevamente con su última superproducción Avatar, que según los expertos en la materia lleva 15 años de trabajo. La trama no es agobiante, el tema es un clásico ecologista con tintes de etnología y el tirano es, como siempre, el tipo malo con alto rango militar; además, las actuaciones están a la altura y las personalidades de los personajes están bien logradas y definidas.
Analizando visualmente la película y gracias a la tercera dimensión, la mente se recrea en espacios virtuales de mucha belleza y colorido, los detalles como texturas y brillos fueron muy bien planeados y ejecutados. Los nativos Na'vi son bellos, en particular, y me agrada el vículo emocional y "neuronal" que se establece entre ellos y las otras criaturas de Pandora, pero no me puedo quitar de la cabeza que he visto algo similar en otro lado.


Justo cuando vi el trailer y escuché parte de la trama de la película me vinieron a la mente pasajes de Hyperion (1989), novela de Dan Simmons; espcíficamente cuando se describen a los éxters, seres humanos que abandonaron la Tierra y desarrollaron características físicas distintas, como el color de la piel desde azul a plateado, y también se volvieron más altos y delgados por la baja fuerza gravitacional de los sistemas en que vivían -y que después fueron nombrados como los 7 pecados capitales y sus demonios- y algunos más tuvieron alas. Pandora se asemeja a las descripciones del mundo de los Templarios, Bosquecillo de Dios que fue quemado por El Vaticano, destruyendo todo y masacrando a los seres vivos de ese planeta. Aunque para mí sea una semejanza demasiado directa quizá solo sea una muestra de los "lugares comunes" y en este caso, las historias que se repiten y que tienen éxito porque el espectador o lector se siente identificado y en algunos casos se siente culpable.

Más tarde recordé otra película de mi infancia, Zack y Crista y en ese momento, miles de foquitos azules y morados encendieron dentro de mí al grito de ¡Eureka! aunque quizá sonó mas a un ¡A huevo! Porque esa sensación de déjà vu quedó completamente explicada.
Muchas cosas se parecen, la destrucción de la reserva donde viven los seres extraños y mágicos, por maquinotas enormes y ruidosas, la relación sentimental entre la heredera del poder mágico con uno de los títeres del tirano destructor y hasta los seres voladores. Pero lo que más se parece es la importancia de la naturaleza y en específico, de un árbol sagrado, que se convierte en refugio de la comunidad y cuyas semillas brillantes deben ser protegidas por todos los nativos para la preservación de la especie.

Me molesta mucho ver algo que se asemeja a otra cosa, me parece una ofensa a la creatividad y me lleva a pensar que todo es una repetición decadente, un fractal invertido y que muchos no se dan cuenta de la tomada de pelo. Ya sean todas las historias copias de las copias o víctimas de los lugares comunes, Hyperion, Zack y Crista y ahora Ávatar, son exponenetes dentro de sus géneros, de la importancia de la preservación ecológica y también de las culturas nativas. Si no conocen ninguna, sería bueno que vean las películas -Avatar en 3D si es posible- y lean el libro.

En Youtube

En Wikipedia el resumen de Hyperion http://es.wikipedia.org/wiki/Hyperion_(novela)

jueves, 7 de enero de 2010

Un brindis por Coelho e Italian Coffee

Espero que no les parezca absurdo juntar a estos dos personajes, por no decir íconos de la neo-intelectualidad-mal-entendida, ahora explico las razones que me llevan a cometer semejante barbarie. Ambos me llevaron a iniciar dos adicciones bastante graves y quizá mortales, ahí les van:
1. Conocí el café de verdad en el Italian Coffee de plaza San Pedro, por ser este el más cercano a mi casa hace unos doce años quizás. Me atrapó el cuerpo, acidez, fuerza y aroma del café que ahí vendían, además podía uno comprar alguna de las variedades que ahí despachaban, mis favoritas eran la Chiapas y Pluma Oaxaca. También me hice fan del té, del strudel de manzana y del pay de queso con zarzamora, pero de esos dulces placeres hablaré después.
El gusto me duró unos años, mientras mantuvieron esa calidad y proliferaron las franquicias hasta poblar toda la región, porque hay al menos un Italian en Cuernavaca, Apizaco, Jalapa, Orizaba y demás. Hace cinco años, más o menos, era un buen café y se mantenía pese a la invasión de mercado por parte del Starbucks y hasta del café del Oxxo, pero no sé que pasó porque el café se puso aguado, lo tostaban demasiado, el caliente llegaba tibio y el frío también, los pasteles empezaron a escasear y los paninos a estar hechos al chingadazo. Dejé de ir por un rato y me refugié en el Zaranda -bendito sea- y el All Day, hasta que en éste último el café se puso igual de aguado y el pay lo servían crudo.
De cualquier modo, Italian Coffee desencadenó en mí el gusto por el café, ellos tienen la culpa de que gaste 50 pesos quincenales en medio kilo de café en grano, más los cafés bebidos in situ y los accesorios y cafeteras comprados casi compulsivamente.

2. Aunque el primer libro que recuerdo habr leído fue Robinson Crusoe, pasando por Platero y yo y parando un momento en Cien Años de Soledad para destornillarme de la risa con la costra de oro pegada al fondo de un cazo, el libro que se quedó megado en mi memoria es El Alquimista, de Paulo Coelho -para mi desgracia-. Debo decir que me arapó la simpleza de trama y eso me llevó a devorar Brida y El Demonio y la Señorita Prym, la fuerza con la que me golpearon los dos últimos empecé El Peregrino y ahí acabó mi tolerancia. Aún después de abandonar El Peregrino en la página 45 compré el Zahir y lo comencé y abandoné a los pocos minutos, es horrendo. No sé por qué aguanté tanto, pero me da gusto que a esos libros les siguieron muchos más de diversos temas, autores, corrientes y estilos. Finalmente llegó Cortázar, al Gabo le tomé sentido, me enamoré de escritores, dejé las matemáticas por Simmons, aprendí inglés y francés para no atormentarme con traducciones bárbaras y después de tanto tiempo y tantas páginas, ya no puedo leer una página completa de Coelho, lo siento.
Gracias al brasileño este, comencé a leer, comencé a escribir y descubrí nuevos mundos y sus gentes, soy compradora compulsiva de libros y lectora maniaca de camión, aunque prefiero sentarme tranquilamente a beber un café mientras leo un poco.

Los Sapos



Me rendí hace unos meses ante la tentación de ver El Cartel de los Sapos en la tele, contra mis principios, mi esnobismo, la fresez y las buenas costumbres me senté cómodamente a ver los últimos capítulos de la primera temporada. Me quedé picada, busqué información sobre la segunda y final temporada, encontré el libro en el Sangrons, lo compré aunque aún no lo leo porque prefiero ver en qué termina la serie.

Hace unos días fuí a Mixup para comprar unos boletos, que por cierto aún no estaban disponibles, y ví en el área de descuentos la dichosa segunda temporada a un precio bárbaro pero no llevaba dinero ni pensaba pedir prestado, por lo que recurrí al compatritota que vende discos piratas -de buena calidad y mejor precio- pero aún no la tenía. Quizá la compre mañana.
Hablando de la historia, sí, son muchos balazos casotas grandototas, mujeres "buenas" y mucho, mucho dinero. Más allá del morbo que despierta en la sociedad, se esconde una realización buena, el equipo detrás de la serie se comprometió verdaderamente con los personajes y con retratar la historia del narcotráfico en latinoamérica. Fue filmada en México, Colombia y Estados Unidos, nos da una banda sonora divertida y acorde al tema.
Para aquellos que no tengan nada que hacer, les gusten los balazos y las buenas producciones, el Cartel de los Sapos es una opción para ocupar ese tiempo vacío.

P.D. Aún no sé queé demonios es el sancocho.

Queridos Reyes Magos:


Gracias por el regalo que trajeron, les perdono que se hayan equivoacado de casa, aunque quizás las malas vibras vecinas impidieron que se acercaran lo suficiente a mi domicilio.


El año tiene una semana de empezado, uno de mis propósitos para estos 365 días es escribir al menos una entrada a la semana, si son más mejor para mí, aunque dudo que eso suceda. Les contaré brevemente los sucesos del último mes.
Como siempre las bronquitas familiares le pusieron picante al asunto, pero nada podía impedir que papá y yo nos dedicáramos a hacer chipotles reyenos como ya es constumbre, todo fue bien con eso, los huevos aguantaron hasta freír el último sin bajarse y el resultado final sobrepasó las expectativas. Pero el reto más grande estaría por venir. Antier se nos ocurrió comprar los ingredientes faltantes para hornear roscas de reyes y perderle, al fin, el miedo al horno. La viznaga o acitrón se supone prohibida, peor la siguen vendiendo para mi sorpresa; el tantito de agua de azahar apestaba a loción de Sanborns y por tanto olía a papá.
Por enésima vez encontré que las recetas de los libros se aljan mucho de la realidad, si una receta se sigue al pie de la letra no se logrará el resultado deseado, es necesario ponerle corazón y experimentar un poco... echando a perder se aprende. Las roscas quedaron, al menos parecían roscas y sabían lo que deberían saber, ya el próximo año quedarán mejor porque nunca volveré a comprar roscas de reyes, ¿cómo ven?
La foto está toda movida pero no importa mucho. Siempre he sido muy infantil, lo sé pero al menos enestas fechas está bien para mí; estoy viendo la primera temporada de 31 minutos, me regalaron un juego para armar casitas, compraré un CD de la banda sonora de Charlie Brown y me átascaré de toda la variedad degolocinas que papá guarda en la alacena, en la puertita del lado derecho.

Feliz año a todos!