lunes, 27 de julio de 2009

Oaxaca


Las vacaciones están en su mero punto, las playas atascadas de bañistas que cargan con perro mugroso, perico sarnoso y suegra por las mismas. Las calles del centro histórico de toda ciudad andan repletas de chamacos mocosos y chillones, ladrones y algún ejemplar masculino del extranjero que vale la pena recorrer visualmente. La opción para disfrutar de las vacaciones y no morir en el intento podría ser quedarse en casa a leer y escribir o voltear hacia destinos turísticos menos concurridos.

Yo opté por irme dos días a Oaxaca, olvidar a la gente y salir a caminar por ahí viendo pueblos, platos rebosantes de comida y algunos "artesanos" careros. El Monasterio de Cuilapan de Guerrero es un punto muy visitado, y aunque eso nos pueda dar miedo por querer ser originales, podemos serlo aún dentro de lo más común, sólo hay que buscar cosas más allá de lo visible.

Como casi-fotógrafa me interesa descubrir ángulos que den una imágen única y diferente, qe cuente otra historia o que nos haga pensar en algo más allá de lo que inmediátamente percibimos con la vista. A pesar de que ya había ido varias veces al Monasterio ésta la he disfrutado verdaderamente, quizá porque iba con más calma o que mi calidad de casi-arquitecta me lleva a ver toda edificación con otros ojos.

También es bueno meterse un poquito a lugares no muy accesibles, ser un poco entrometidos y arriesgar para obtener una placa que valga la pena. La inspiración es importante, aún para hacer una llamada telefónica o para responder un correo de trabajo es necesara la inspiración.


Que pasen unas espléndidas vacaciones, no se olviden del bloqueador solar.


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