sábado, 24 de marzo de 2007

1810, 1910, ¿2010?

No vamos los revolucionarios en pos de una quimera:
vamos en pos de la realidad.
Ricardo Flores Magón, Revolución, 1905


Toda la vida es cíclica, lo eventos tienden a repetirse en a vida de los individuos comunes, y la de las naciones no es diferente. Siempre el crecimiento conlleva conflictos, los cambios en la forma de pensar, crean fricciones aún entre los grupos de un mismo conjunto, quienes comparten ideales y alicientes.
Políticamente, nuestro país es un caos, debemos aceptarlo para buscar soluciones o al menos ir frenando los conflictos y rescatar lo poco bueno de nuestro sistema. En lo social, la gente se muere de hambre, pagan siempre justos por pecadores y el descontento social ya no es nada anormal. Lo peor de esto es acostumbrarnos a vivir como perros, porque no sabemos que exigir, ni a que tenemos derecho, ni siquiera que deben hacer los individuos que nos representan.
Muchos creen que para el 2010 habrá una revolución armada en México, yo creo que habrá una revolución pronto, y espero en lo más profundo de mi cerebro que no sea ni armada, ni violenta, que solo sea ideológica y cultural. Cada día la situación empeora y el ambiente se tensa más, las ligas que nos soportan están a punto de reventarse, y la caída lleva a un desfiladero muy profundo. Que sea a doscientos años de la Independencia, a cien de la Revolución no estoy muy segura, pero ronda por esos tiempos, y no solo en el territorio mexicano, esto implicaría enfrentamientos de orden mundial, y si ya hay humanos en Marte, será hasta interplanetario.
Crear una visión caótica del mañana no es mi intención con el presente ensayo, solo es dar a conocer mi punto de vista y tratar de abrir las mentes de las personas que podrían hacer algo para minimizar los efectos de una guerra armada en los años venideros. De suscitarse tal conflicto, la sangre derramada y los gritos serian tantos que ensordecerían hasta a los murciélagos, recordemos que sería a escala mundial. Las batallas entre Estados Unidos y el medio oriente opacarían a nuestra guerra en México, el seudo imperio de los “Americanos”, quedaríamos reducidos a guerritas de ligazos y charpazos pero ¡como duelen!
A pesar de todo lo malo que traería una revolución, de una u otra manera es necesario el cambio, es necesaria la Regeneración. Una guerra de ideales revolucionarios, -con mantas, pancartas, consignas y demás características románticas, típicas de clase no tan baja que carga los documentos de Marx bajo el brazo, como si fuese la Biblia, pero con tinta roja- es solo una visión tan surrealista como los murales a propósito de las guerras, de guerreros águila y jaguar contra caballeros de metal ¿a caso hojalata?
La realidad es mucho más injusta y cruda, no hay triunfos absolutos para nadie, todos tenemos que perder. Y esa revolución llegará más temprano que tarde, no hay más que enfrentarla y luchar por nuestros intereses –la causa es otra falacia-, ser fuertes, explotar la inteligencia con la que contamos y encomendarnos a los santos de nuestra devoción.

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