jueves, 7 de enero de 2010

Un brindis por Coelho e Italian Coffee

Espero que no les parezca absurdo juntar a estos dos personajes, por no decir íconos de la neo-intelectualidad-mal-entendida, ahora explico las razones que me llevan a cometer semejante barbarie. Ambos me llevaron a iniciar dos adicciones bastante graves y quizá mortales, ahí les van:
1. Conocí el café de verdad en el Italian Coffee de plaza San Pedro, por ser este el más cercano a mi casa hace unos doce años quizás. Me atrapó el cuerpo, acidez, fuerza y aroma del café que ahí vendían, además podía uno comprar alguna de las variedades que ahí despachaban, mis favoritas eran la Chiapas y Pluma Oaxaca. También me hice fan del té, del strudel de manzana y del pay de queso con zarzamora, pero de esos dulces placeres hablaré después.
El gusto me duró unos años, mientras mantuvieron esa calidad y proliferaron las franquicias hasta poblar toda la región, porque hay al menos un Italian en Cuernavaca, Apizaco, Jalapa, Orizaba y demás. Hace cinco años, más o menos, era un buen café y se mantenía pese a la invasión de mercado por parte del Starbucks y hasta del café del Oxxo, pero no sé que pasó porque el café se puso aguado, lo tostaban demasiado, el caliente llegaba tibio y el frío también, los pasteles empezaron a escasear y los paninos a estar hechos al chingadazo. Dejé de ir por un rato y me refugié en el Zaranda -bendito sea- y el All Day, hasta que en éste último el café se puso igual de aguado y el pay lo servían crudo.
De cualquier modo, Italian Coffee desencadenó en mí el gusto por el café, ellos tienen la culpa de que gaste 50 pesos quincenales en medio kilo de café en grano, más los cafés bebidos in situ y los accesorios y cafeteras comprados casi compulsivamente.

2. Aunque el primer libro que recuerdo habr leído fue Robinson Crusoe, pasando por Platero y yo y parando un momento en Cien Años de Soledad para destornillarme de la risa con la costra de oro pegada al fondo de un cazo, el libro que se quedó megado en mi memoria es El Alquimista, de Paulo Coelho -para mi desgracia-. Debo decir que me arapó la simpleza de trama y eso me llevó a devorar Brida y El Demonio y la Señorita Prym, la fuerza con la que me golpearon los dos últimos empecé El Peregrino y ahí acabó mi tolerancia. Aún después de abandonar El Peregrino en la página 45 compré el Zahir y lo comencé y abandoné a los pocos minutos, es horrendo. No sé por qué aguanté tanto, pero me da gusto que a esos libros les siguieron muchos más de diversos temas, autores, corrientes y estilos. Finalmente llegó Cortázar, al Gabo le tomé sentido, me enamoré de escritores, dejé las matemáticas por Simmons, aprendí inglés y francés para no atormentarme con traducciones bárbaras y después de tanto tiempo y tantas páginas, ya no puedo leer una página completa de Coelho, lo siento.
Gracias al brasileño este, comencé a leer, comencé a escribir y descubrí nuevos mundos y sus gentes, soy compradora compulsiva de libros y lectora maniaca de camión, aunque prefiero sentarme tranquilamente a beber un café mientras leo un poco.

2 comentarios:

Haruka xz dijo...

jaja me dio risa lo de " el brasileño este", cuanto respeto a don coelho xD
A mi también no me cae bien, tambien debo decir que compré unos cuantos libros :S, Leí uno que recuerdo muy poco afortunadamente, su nombre también lo olvidé...creo que esto lo había dicho anteriormente ¬¬mmm maldita memoria.
COn respecto al café, prefiero cualquier cafecito con sillones de diferentes formas y tamaños y con cosas extrañas mmm...no me gusta ver todas las mesas iguales y sillas, como si nada más se fuera a tomar café!!
Saludos!

Xóchitl dijo...

Ahora te sigo y claro, me alegra encontrar tu blog pero, sobre todo descubrir el talento que llevas detrás. Sigale escribiendo y no subestime la técnica de Coelho,que a pesar de su simpleza al escribir "el brasileño este" te cito jaja :P,te inició en el mundo de la lectura al igual que a mí... y eso merece un aplauso. Cuidate mucho, mis mejores deseos para ti ! :D